Marketing is about values Lo dijo Steve Jobs

En 2013 Steve Jobs daba una charla en la que presentaba y explicaba la memorable campaña “Think different”, uno de los grandes hitos de Apple. En su presentación, Jobs dejó dos cosas muy claras: El marketing es cuestión de valores y, por lo tanto, las marcas no venden productos. Venden valores.

Es el caso de Nike, que Jobs cita como ejemplo. Nike no vende zapatillas (y ropa de deporte). Ni siquiera comodidad (aunque es parte de sus características), lo que Nike vende es pasión por el deporte. Es estilo de vida.

Jobs extrapola esta forma de entender el marketing de Nike con el de Apple. Apple, no vende tecnología. No. Lo que Apple vende son los instrumentos necesarios para aquellos que quieren cambiar el mundo. De hecho en la campaña «Think Different» presentaba personajes relevantes del siglo xx, desde Einstein hasta Picasso. Y, haciendo una broma, remarcaba: «Ellos no tenían ordenador, si hubiera sido así, habría sido un Mac». (¡Qué grande!).

Lo interesante de esta visión es que los valores de una marca, “el núcleo” son innamovibles. Una marca puede (y debe) cambiar sus productos porque evolucionan las demandas del mercado; puede cambiar su distribución y hasta es probable que cambie hasta a las personas que trabajan en ella. Pero sus valores son inmutables.

Ahora bien, si tienes una empresa, ¿tienes claros los valores de tu marca y cómo venderlos?

Si crees que necesitas ayuda, es básico ponerse en manos de profesionales. Porque, lo dijo el gran maestro: Marketing is about values.

Queridas marcas: congruencia, por favor Haced lo que comunicáis

Aunque pareciera que en este momento muchas empresas y marcas se están hundiendo, en realidad, como siempre, la “lectura correcta de la situación” y la resiliencia pueden permitirnos convertir lo negativo en positivo. Se trata de aprovechar la enorme oportunidad ante el hecho de que los consumidores están siendo cada vez más sensibles al compromiso social de las marcas.

Hoy en día, incluso en esta crisis, las personas no solo se conforman con un precio o una calidad determinadas, quieren saberlo todo: de dónde vienen la materia prima, o, incluso, cómo se han comportado las marcas con sus empleados durante la pandemia.

Algunas marcas, en su publicidad y en la sección de “valores” de sus webs nos cuentan lo maravillosas que son. Por ejemplo, hablan de “igualdad de oportunidades” para hombres y mujeres, pero en su cúpula directiva solo hay hombres; otras, nos cuentan de diversidad, pintando arcoíris en los logotipos de sus redes sociales durante el mes de mayo, pero los empleados saben que es mejor no hablar de según que temas; algunas, se dicen amantes de las familias pero que a ningún padre reciente se le ocurra usar su derecho de baja por paternidad o que ninguna empleada salga corriendo 20 minutos antes de la hora porque su hijo tiene fiebre; las de más allá dicen que “verifican” con lupa que solo se utilicen recursos renovables, pero no analizan lo que hacen los proveedores de sus proveedores o vemos que utilizan envases de un solo uso en sus comedores de empleados…

Las marcas que dicen pero no hacen, son oportunistas y no consideran que los consumidores son responsables y congruentes, y al final, “todo se sabe”. Los consumidores son humanos y por eso se necesitan marcas coherentes y humanistas, éticas y valientes.

De hecho, en la Universidad de Stanford comienzan a fusionar dos conceptos “fuzzy” and “techie”, humanístico y tecnológico, para entender mejor el análisis del Big Data, y trabajar no solo en lo cuantitativo sino también en lo cualitativo. Porque ambos conceptos no son opuestos sino necesarios.

Así la congruencia entre lo que digo y lo que hago, es decisivo para la marca y no puede tener claroscuros. Es una opción ética que necesita ser valiente y nunca olvidar que somos humanos y que en última instancia, ni que se trate de un sector industrial o B2B, trabajamos para humanos.

Un puro bla, bla, bla… Cambio de apariencia y no de esencia

A nadie se le escapa que las palabras son poderosas y que pueden transformar profundamente el concepto que todos tengamos de algo o de alguien. No es solo lo que decimos sino cómo y cuándo lo decimos. No es solo lo que nos dicen sino también cómo nos lo dicen.

Un ejemplo ya clásico de este proceso ha sido el (fallido) intento de crear un lenguaje inclusivo en español en el que hombres y mujeres sean iguales, a través del uso gramatical: primero desdoblando los géneros (lo que se opone al principio básico de la economía de la lengua) y después sustituyendo las vocales indicativas de género, por vocales neutras o incluso utilizando únicamente el género femenino. Esta propuesta es tan artificial que a cualquier hablante normal le chirría y le saca ronchas a la mayoría de los filólogos. Como dice la lingüista madrileña, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, Concepción Company: “Cuando las sociedades sean igualitarias estoy segurísima de que los hábitos gramaticales se van a modificar. Igualdad no es que te llamen arquitecta sino que te paguen lo mismo.”

Pero esto no solo pasa en español y tampoco pasa únicamente en marketing político o respecto a temas sociales. A veces en lugar de adaptarse a los nuevos tiempos, analizando las tendencias de mercado y las necesidades de los consumidores, las empresas encuentran “soluciones” que aparentemente son solo superficiales.

Es el caso de la BBC. La cadena inglesa está excluyendo las palabras televisión y radio de su vocabulario con el objetivo de atraer una audiencia más joven, de entre 18 y 34 años, que prefiere Netflix a sus contenidos. En un intento de adecuarse a las nuevas realidades, está trabajando en un proyecto de branding para cambiar el término BBC Television por BBC Screen y BBC Radio por BBC Audio. Esta propuesta podría costarle más de un millón de libras esterlinas.

¿Pero está cambiando a nivel de concepto? ¿Se está transformando? Aparentemente no.

¿Entonces, cuál sería el resultado? Seguramente, si el cambio es solo de palabras y no de mensaje; si es una transformación de marca y de concepto, si solo es apariencia y no esencia; no pasará nada. O sí. Tal vez seguirá a la baja y un día deje de conectar con su audiencia. Y su cambio será un mero bla, bla, bla…

¡Os echo de menos! Motivar a los equipos de Relaciones Públicas en tiempos de pandemia

Una de las frases memorables de Henry Ford dice: «Juntarse es un comienzo. Seguir juntos es un progreso. Trabajar juntos es un éxito.» No cabe duda que Ford sabía mucho de sumar y hacer equipo. Y para suerte suya, no tuvo que confinarse nunca y ver a los compañeros de trabajo a través de una pantalla, sin poderles dar un gran apretón de manos, un abrazo o soltar unas risas de esas que liberan tensiones.

Hoy en día, muchos sectores están aprendiendo y reinventándose a partir del teletrabajo que ha traído la pandemia y esta nueva etapa en la que vivimos (aunque algunos lo llaman “nueva normalidad” no debemos dejar que sea lo normal). No obstante, los trabajadores de la comunicación y las RRPP están viviendo este momento de un modo quizá más complicado, pues se trata de un sector en el que las personas estamos siempre interactuando: resolvemos juntos, negociamos juntos y, por supuesto, aprovechamos sinergias y llegamos a consensos. Funciona así.

Hacer nuestro trabajo a través de una pantalla en una videoconferencia no es del todo natural, en un sector donde los profesionales estamos casi siempre disponibles (un evento por la noche o un congreso en otra ciudad, por ejemplo). Nos sentimos descolocados y esto se nota en…

  1. La sensación de aislamiento. En nuestro trabajo todo va muy rápido y, a veces, se resuelven los problemas con la increíble habilidad de la improvisación (con sentido común, claro).
  2. La formación de los jóvenes. El nuestro es un oficio que se transmite no solo por los estudios universitarios, sino también por la experiencia. Muchos jóvenes profesionales no están viviendo esta situación, que ayuda a desarrollar su propio talento. Esta realidad puede crear en el futuro profesionales con menos experiencia y menor calidad y capacidad de respuesta.
  3. El equilibrio personal. Los que estamos en este sector sabemos de horas extra y del reto que implica equilibrar y conciliar nuestra vida personal y laboral. Muchas veces, en los picos de trabajo, nos apoyamos en los compañeros y no tener reuniones formales e informales, en los pasillos resulta casi impensable. Se echa de menos el sentido del humor y, por supuesto, la fraternidad, y las buenas ideas que nacen delante de la cafetera.

Ahora, el reto de los líderes está en cómo gestionar a sus equipos, motivarlos e impulsarlos. Cómo comunicar de manera sana. Cómo sustituir los detalles cálidos (¡y tan humanos!) del día a día y que no se enfríen al pasar por la pantalla de un ordenador, de un teléfono

¿Aportas o te apartas? 5 claves para trabajar tus Relaciones Públicas (y hacer que funcionen)

¿Eres autónomo? ¿Una PYME? Si piensas que no tienes nada que aportar en cuestión Relaciones Públicas y que ellas no te aportan nada; si te “apartas” literalmente porque crees que no son para ti y opinas que son un coto exclusivo de las grandes empresas, es posible que no estés bien informado. Gracias a ellas puedes conseguir visibilidad y notoriedad. En resumen, que tu “público”, tu “audiencia”, tu “target” se enganche a tu marca.

5 claves para saber si te apartas de las RRPP

  1. No tienes “ideas claras”. Las llamadas ideas fuerza, mensajes claros, directos, sin ambigüedades y memorables.
  2. Pasas de la prensa. Careces de “la” lista de periodistas y medios de comunicación. No haces notas de prensa ni creas contenido noticiable.
  3. Tú en tu casa. No estás al caso de las acciones de comunicación que realiza tu competencia y solo te fijas en los precios que ponen. No perteneces a ningún colectivo o gremio de tu sector y no tienes ni idea de si hay eventos en los que podrías participar.
  4. Solo llevas cuentas.  Si alguien te menciona, si tienes más seguidores o más likes… Pero no tienes una estrategia digital clara y no analizas cómo mejorar tu presencia. Si alguien habla mal de ti y no te enteras. Y si te enteras y es en las redes sociales, simplemente borras el comentario.
  5. No tejes relaciones… Vas sobre la marcha, “a salto de mata”. Se te olvida dar las gracias… ¡Tú estás muy ocupado en vender!

Si alguna de estas realidades ocurre en tu empresa, está claro que necesitas RRPP.

Aquí 5 claves para que tus Relaciones Públicas funcionen:

  1. Conocimiento es poder. No solo se trata de conocer a los clientes a los que ya les vendes, sino también a los que quieres llegar. Además, es básico que seduzcas y enamores a tus grupos de interés (los que ahora se llaman stakeholders), que no te van a comprar, como medios de comunicación, blogueros, ONGs, empleados… pero pueden hablar bien de ti.
  2. Entérate de dónde estás. Analiza en qué punto de la relación estás con cada uno de estos grupos de interés y con tus clientes. Investiga, revisa, conócelos.
  3. Planifica qué vas a hacer. Piensa en acciones personalizadas para cada grupo. Obviamente no puedes ni debes realizar la misma acción para un proveedor (que podría recomendarte), que con una ONG que con un cliente. Sé creativo.
  4. Las cosas claras… y personalizadas. Vinculado al punto anterior, encuentra vías de comunicación con cada uno de ellos. Trabaja desde la excelencia y sé detallista. Personaliza. Consigue que los que te ven se sientan increíbles. Monitoriza lo que hablan sobre ti. Si alguien te critica en tus redes sociales, dialoga, muestra la educación más exquisita, encuentra una solución de forma transparente y abierta. Sé honesto.
  5. Evalúa y vuelve a comenzar. Mide el impacto de tus acciones. No esperes que repercuta inmediatamente en lo económico. Si lo que has hecho no funciona, prueba otros caminos. Un profesional puede ayudarte.

Con estas 5 claves dejarás de apartarte de las RRPP y podrás aportar a tu negocio más de lo que te imaginas: reconocimiento y rentabilidad Tú decides: o aportas o te apartas.

¿No tienes tiempo para la estrategia?

Tal vez te suena esta historia: despertador a las 6:30, gimnasio/piscina, llegar a la oficina a las 8:30 (media hora antes que los demás), contestar e-mails, llamadas, trabajar en los proyectos del día a día, explicarle a tu equipo/colaboradores los siguientes pasos, negociación con un cliente, café, llamadas, reunión, comer rápido -en tu mesa de trabajo muchos días-, más e-mails, otra reunión, más proyectos, una reunión que se extiende hasta el infinito, quedarte hasta tarde y/o llevarte el trabajo a casa (aquí puedes avanzar porque estás en silencio y si tienes hijos, se han ido a dormir)…

Si te reconoces en esta “rutina laboral” tal vez seas uno de esos líderes senior que trabajan más de 45 horas a la semana, que reciben -según algunos estudios americanos- un 6% más de salario y que son reconocidos socialmente. Pero quizá seas también seas parte del 97% que dice que el pensamiento estratégico es lo más importante para el éxito de su empresa y del 96% que no tiene tiempo para ello… ¿Te reconoces aquí también?

Trabajar más de 35 horas a la semana disminuye la productividad y el pensamiento creativo. Por ello, es importante seguir tres sencillas pautas que contribuyen a “encontrar el tiempo” pero también el espacio para la estrategia:

  1. Crea tu espacio. No se trata de un espacio físico sino “mental”. No hacen falta horas y horas para planificar una estrategia o tomar una decisión. Lo que se necesita es tener un tiempo “en blanco”, dedicado para ello, después de una desconexión dentro de las horas de trabajo. Piensa en cuántas empresas incluyen espacios específicos de descanso para incentivar el pensamiento creativo de sus empleados.
  2.  To do list. Hay quien está a favor y quien, en contra de las listas de tareas. Lo que es verdad es que ayudan a estructurar, a saber qué tienes pendiente y aquí no solo puedes, sino debes, incluir el pensamiento estratégico. Conscientemente dedícale un espacio en tus tareas cotidianas.
  3. ¿Dónde inviertes tu tiempo? Es bueno, durante un par de semanas hacer un seguimiento de en qué empleas tu tiempo, para valorar qué trabajos puedes externalizar, delegar o trabajar en paralelo. Conocer este dato te ayudará a organizarte mejor. Ponte al día en las herramientas que te permitan automatizar procesos.

Recuerda: desconectar no significa perder el tiempo. Al contrario, suele ser la clave del éxito.

Twitter… como el buen café

Breve, con cuerpo, fuerte, caliente y también, a veces, amargo… Twitter es como el buen café, que no es la bebida más consumida del mundo, pero a la vez tiene una gran demanda y fans incondicionales. Pero hay algo más: Twitter continúa siendo una red social poderosa, con más 330 millones de usuarios activos mensuales (MAUs), 500 millones de tweets publicados cada día. De hecho, casi una cuarta parte de los usuarios de Internet en el mundo la utilizan. Por algo será…

Para aquellos que creen que Twitter “ya no es lo que era”, es interesante leer el artículo publicado en The Thoracic Surgery Social Media Network (TSSMN). La misión de esta red es difundir y destacar sus noticias en las redes sociales y, para valorar cómo funcionaba Twitter, hicieron un estudio prospectivo y aleatorio para determinar el efecto de los tweets en las citas que se hacían de sus ensayos, tras la publicación en esta red.

El resultado fue sumamente positivo: los artículos tweeteados lograron un aumento significativamente mayor de citas de artículos a lo largo del tiempo, en comparación con aquellos que no pasaron por la red social del pajarito y el hashtag por antonomasia. La conclusión es que el impacto académico de la actividad de los medios sociales es amplio y duradero, específicamente cuando se habla de Twitter.

Asimismo, Twitter es una buena herramienta de Marketing digital: casi 70% de las empresas B2B la utiliza, en ella se muestran 164 milones de anuncios al día y el 40% de los usuarios afirman adquirir bienes o servicios tras verlos en esta red.

Con todos estos beneficios… Twitter sigue siendo como el café: tal vez no es la bebida más consumida del mundo, pero igual que este, sigue teniendo para la comunicación y las marcas, innumerables beneficios para su salud.

Del storytelling al storydoing

“Nadie se baña dos veces en el mismo río” decía Heráclito. Hoy en día la realidad está en constante cambio. Nuevas circunstancias generan nuevos hábitos de consumo, nuevas formas de pensar y de ser. Todo estamos transformándonos y todos empezamos a interactuar con las marcas de forma distinta: somos más exigentes y les pedimos que sean coherentes, consecuentes y transparentes.

Las marcas que quieran sobrevivir, necesitan no solo comunicar, sino conectar con su audiencia. Necesitan convertirse en su crush (eso del engagement, eso de estar in love que tanto leemos y escuchamos), para que el consumidor se convierta en embajador y promotor (prescriptor).

Las marcas están llamadas a convertirse en marcas con propósito, marcas que por sus valores “atrapen” a su audiencia y a sus consumidores. Empresas/marcas que se conviertan en el lugar “perfecto” para trabajar. ¿Quién no desea sentirse orgulloso de su empresa y presumir que esta dona una parte de sus beneficios a los niños con cáncer, al medioambiente o a la investigación por el alzheimer, por poner un ejemplo?

Hasta aquí, todo correcto, pero, ¿qué tienes que hacer para conseguir que tu marca enamore? ¿Para convertirla en una marca con propósito?

Los 5 mandamientos de las marcas con propósito:

  1. Serás transparente sobre todas las cosas. Eso significa que también tiene que ser coherente y que transmitirá sus valores de forma clara, sin ocultar nada. Está prohibido engañar a tu audiencia o a tus clientes.
  2. Innovarás constantemente. Como marca, tienes que conocer tu mercado, dar siempre soluciones nuevas y ser fiable y auténtico. No puedes “dormirte en los laureles”.
  3. Darás en el blanco. Esto quiere decir que tu marca tiene que ser precisa en el mensaje y en los canales que utiliza.
  4. Pasarás a la acción. El storytelling está bien, pero el storydoing está mejor. Diseña una estrategia de RSC, trabájala, hazla realidad e implica a tus clientes y a tu audiencia. Hazlos partícipes y no olvides agradecerles y que se sientan “parte de tu marca”. Da un paso más, ellos pueden ser tu marca.
  5. Digitalizarás tus mensajes. La digitalización no es todo, pero sí es indispensable. Transmite tus mensajes en forma digital, actualiza tu web (es el “aparador” de tu marca), utiliza las redes sociales (con sentido común… una obviedad si eres una B2B no pintas nada en Tik Tok). Interactúa, comparte, enamora.

En resumen, con tu marca crea vínculos y fideliza con mensajes transparentes, positivos, fiables y creíbles. Como en toda relación, ese será el camino para llegar al corazón, en este caso, de tu audiencia.

La marca en tiempos de la COVID-19: transparencia, confianza y sostenibilidad

El tan manido concepto de crisis=oportunidad (aunque los que saben chino dicen que no es cierto que se utilice la misma grafía para expresar estos conceptos) es recurrente. Hoy en día tomar las oportunidades que aporta la crisis provocada por la pandemia es una realidad casi tangible. No podemos olvidar que la Covid-19 nos ha afectado a todos y que ha alterado los hábitos de los consumidores, quienes comienzan a partir de la nueva normalidad, a actuar de una forma más racional, aunque sin olvidar que las marcas exitosas conectan a nivel emocional con sus consumidores.

Los consumidores esperaron y esperan de sus marcas confianza, responsabilidad, seguridad y valor añadido. Les pidieron y piden que no solo sean un negocio, sino que aporten algo más a la comunidad. Si una marca ha estado “a la altura de las circunstancias” en estos meses seguramente saldrá fortalecida. Pero, ¿cómo conseguirlo?

Estar al lado del consumidor: Algunasmarcas ya han transmitido este mensaje. Han acompañado y acompañan al consumidor en los momentos difíciles. Los mensajes de acompañamiento, esperanza en el futuro, etc. han sido recurrentes. La creatividad aquí ha sido la clave para no conseguir el efecto contrario.

Vencer la resistencia con transparencia. El consumidor, aunque esté emocionalmente afectado, sabe muy bien lo que quiere y, sobre todo, lo que no quiere. Por ello ha sido imprescindible comunicar de manera adecuada. La transparencia y la coherencia han sido claves.

Analizar los nuevos hábitos: Después de 70 días de confinamiento, los consumidores han desarrollado nuevos hábitos de consumo. ¿Estos se mantendrán en el tiempo? ¿Con cuáles ya no habrá marcha atrás? La pandemia ha traído una aceleración hacia los procesos digitales. Aquí ya nada volverá a ser igual.

Hacerse presente. Mantener la notoriedad es imprescindible. Es indispensable seguir presente en los canales donde habitualmente nos hemos movido. No olvidemos que los consumidores olvidan fácilmente. Por ejemplo, los consumidores no recuerdan las marcas que no aparecen en los medios de comunicación. No estar -y más aún, con todos los canales y posibilidades para acercarnos al consumidor, gracias a Internet- puede resultar extremadamente caro.

Respeto y sensibilidad: Entender de forma equivocada la oportunidad, puede ser también un desastre. No demostrar el respeto y la sensibilidad adecuados al dolor y al sufrimiento de las personas resultará, sin duda, contraproducente. Se impone un nuevo concepto, la sostenibilidad social.

Una nueva realidad: el evento o congreso híbrido

La mayoría de nosotros nos dimos cuenta que la pandemia de la Covid-19 iba en serio cuando las grandes marcas empezaron a retirarse del Mobile World Congress… y más aún, cuando se canceló. En estos meses hemos aprendido a integrar a nuestra vida cotidiana a nuevas realidades, como el teletrabajo, las conferencias por zoom, las mascarillas, el gel hidroalcohólico… ¿pero ¿qué pasa con los eventos? ¿deberían de hacerse todos de forma virtual? ¿hay otras fórmulas?

La tendencia, hoy en día, apunta a un nuevo modelo de evento, el denominado evento híbrido, en el cual una parte de la audiencia acude presencialmente, mientras que la otra, se conecta de forma virtual. Esta posibilidad cambia cómo habíamos entendido el sector e implica nuevos retos asociados, como la forma de gestionar la parte relacional y el networking; cómo mantener el engagment de la audiencia; si hacen falta nuevos expertos y, algo básico, si el retorno de la inversión es medible o si son rentables.

El paradigma es nuevo y es necesario adaptarse. Un evento presencial tiene un número limitado de asistentes, pero de forma virtual, muchos más están dispuestos a conectarse y participar, algo a lo que ya nos hemos habituado por la experiencia de estos meses. Entonces, está claro que necesitaremos especialistas, dinamizadores capaces de enamorar a esa audiencia, de captarla y mantenerla entre nosotros. Porque no se trata de que los asistentes virtuales sean meros espectadores, sino participantes, en un proceso bidireccional y omniperfil.

Además, para relacionarnos, habrá que crear nuevas formas de hacer. Algunos han experimentado ya las plataformas digitales que ponen en contacto, a través de inteligencia artificial, a participantes interesados, antes y después de un evento. Si bien, el networking parece más complejo, será necesario trabajar para conseguir un resultado eficiente.

Y sobre cuál es la rentabilidad de un evento híbrido, seguramente, esta sea más grande respecto a la de un evento tradicional, ya que además de poder llegar a más personas, se reducen los costes de desplazamiento, alojamiento y dietas. El evento híbrido también afectará a otros sectores, quienes a su vez tendrán su propio reto para ser más creativos y competitivos.

No obstante, y si lo pensamos bien, en el fondo, un evento híbrido puede implicar la misma base que cualquier otro evento: tener contenido de calidad y presentarlo de forma atractiva para que se cumplan los objetivos, será la clave del éxito. Cumplir los objetivos siempre es la clave del éxito.