Una de las frases memorables de Henry Ford dice: «Juntarse es un comienzo. Seguir juntos es un progreso. Trabajar juntos es un éxito.» No cabe duda que Ford sabía mucho de sumar y hacer equipo. Y para suerte suya, no tuvo que confinarse nunca y ver a los compañeros de trabajo a través de una pantalla, sin poderles dar un gran apretón de manos, un abrazo o soltar unas risas de esas que liberan tensiones.

Hoy en día, muchos sectores están aprendiendo y reinventándose a partir del teletrabajo que ha traído la pandemia y esta nueva etapa en la que vivimos (aunque algunos lo llaman “nueva normalidad” no debemos dejar que sea lo normal). No obstante, los trabajadores de la comunicación y las RRPP están viviendo este momento de un modo quizá más complicado, pues se trata de un sector en el que las personas estamos siempre interactuando: resolvemos juntos, negociamos juntos y, por supuesto, aprovechamos sinergias y llegamos a consensos. Funciona así.

Hacer nuestro trabajo a través de una pantalla en una videoconferencia no es del todo natural, en un sector donde los profesionales estamos casi siempre disponibles (un evento por la noche o un congreso en otra ciudad, por ejemplo). Nos sentimos descolocados y esto se nota en…

  1. La sensación de aislamiento. En nuestro trabajo todo va muy rápido y, a veces, se resuelven los problemas con la increíble habilidad de la improvisación (con sentido común, claro).
  2. La formación de los jóvenes. El nuestro es un oficio que se transmite no solo por los estudios universitarios, sino también por la experiencia. Muchos jóvenes profesionales no están viviendo esta situación, que ayuda a desarrollar su propio talento. Esta realidad puede crear en el futuro profesionales con menos experiencia y menor calidad y capacidad de respuesta.
  3. El equilibrio personal. Los que estamos en este sector sabemos de horas extra y del reto que implica equilibrar y conciliar nuestra vida personal y laboral. Muchas veces, en los picos de trabajo, nos apoyamos en los compañeros y no tener reuniones formales e informales, en los pasillos resulta casi impensable. Se echa de menos el sentido del humor y, por supuesto, la fraternidad, y las buenas ideas que nacen delante de la cafetera.

Ahora, el reto de los líderes está en cómo gestionar a sus equipos, motivarlos e impulsarlos. Cómo comunicar de manera sana. Cómo sustituir los detalles cálidos (¡y tan humanos!) del día a día y que no se enfríen al pasar por la pantalla de un ordenador, de un teléfono